Fragmentos

viernes, 5 de noviembre de 2010

Zomb-villa

Rodeados de los chillidos aullantes que los trenes dejan escapar al frenar, mis pies se hallaban cómodamente plantados sobre el cemento del andén, alejados y ensimismados, abstraidos supongo, en el confort de las botas.


Por la parte superior de mi cuerpo, es decir, en mi cabeza, las circunstancias no eran muy distintas. Pensaba distraida en diversos temas, bien situada y alineada sobre el cuello y hombros.


De cuando en cuando volvía a la realidad y observaba la cola en la que esperaba, donde personas de todas las edades y colores brotaban taciturnas, espectantes. Algunos charlaban entre sí.


Más aullidos espeluznantes arañaban el aire, y estrellas galvánicas colgaban aburridas de un cielo de piedra o metal. Una voz femenina y resonante anunció algo, y, casualmente, la cola comenzó a avanzar. Aquellas palabras envolventes asemejaron al conjuro de una vieja reina hechicera, cuyo encantamiento hubiera levantado hordas de cadáveres tambaleantes.




Mis pies, ahora lúgubres, se arrastraron como aquellos otros que le rodeaban, siguiendo los movimientos en una zombi-danza torpe y arrítmica. Mis ojos apuntaron al resto de mis cadavéricos compañeros, y vi sus miradas ansiosa clavadas en el final de aquella serpiente humana, deseosos de reposar.




Un paso. Luego otro. Un lento y tenebroso tropel, que no deja de avanzar, adelante, siempre adelante, sin descanso. Brazos extendidos en una búsqueda interminable. Consumiendo sin parar, como una avariciosa plaga de langostas.Y yo entre ellos, sin poder detenerme. Arrastrado y conducido. Inutilizado...por muy vivo que me sienta....

No hay comentarios:

Publicar un comentario