Fragmentos

viernes, 31 de agosto de 2012

Más húmedo y más gris

"Vamos maldito", espetaba la abominable Alma en Pena. Su figura alargada y huesuda parecía sacada de los sueños insanos de una adolescente anoréxica. "Muévete asquerosa alimaña", el pie desnudo del personaje golpeaba el trasero del hombre al que tenía encadenado. Éste jadeaba y sollozaba, postrado en el suelo, murmurando quién sabe qué. 

"¿Es curioso, verdad? ¿Pensabas que tú serías el único que gobernaría la situación? ¿Eternamente, acaso? ¡Arrogante!", una nueva patada en el trasero desequilibró el cuerpo del Lobo Urbano, y éste hundió el rostro en la mugre callejera.

La esquelética figura se arrodilló junto al hombre. La delgada mano de dedos anormalmente alargados acarició suavemente la nuca y la espalda desnuda de su presa. "Era fácil imaginar que pasaría esto", la voz del ser parecía articularse desde unas vísceras podridas, "es imposible que alguno de los dos tome el control indefinidamente, ¿entiendes? Has sido un Lobo malo, y tu soberbia conseguirá destruirnos a los dos." El hombre dirigió la mirada lacrimógena hacia aquel monstruo. Inesperadamente lo abrazó, y ambos cayeron en la suciedad del suelo, en una primitiva danza de sexo y sangre.