"Obsérvalos, Soñador, obsérvalos agitarse, mezclarse. Sin apenas conciencia de que suponen un ente orgánico, se organizan bajo las leyes del Caos, las mismas leyes que te gobiernan. Fíjate, tus pies alados vuelven a ser fuertes, tu copa, aunque agrietada, alberga elixir suficiente para brindar por lo verdaderamente importante"
"Cierto. Tus palabras me enorgullecen, Contemplador. Sin embargo, tú aún estás débil, y ahora no es momento de descansar. Mira cómo se agolpan, cómo dibujan una bella danza de la que no tienen conocimiento. Es curioso, ¿verdad? Es extraña la incapacidad de explicarnos a nosotros mismos"
"Es admirable. A la vez que incomprensible. Si esto ocurre aquí dentro, cómo deberá ser allá fuera. Tantos yoes configurándose naturalmente. Tanta pasión..."
"Sólo falta un pequeño ingrediente e indispensable para ser perfecto"
"Lo sé. Aunque no hay nada por lo que desesperar. Este caldo necesita tiempo, y como siempre ha ocurrido, llegará en el momento oportuno. El Vigía de la Mareas volverá a navegar el cielo, y en esa ocasión, no habrá tormentas, descensos, o garras felinas."
El Soñador sonrió: "Desde luego"
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