Fragmentos

lunes, 30 de mayo de 2011

Héroes de filigrana

Hace un par de años, el Contemplador pronunció algunas palabras enigmáticas, que quedaron grabadas en un pequeño cuaderno:

¿Cómo puede un pequeño héroe, hecho de la más fina y pura filigrana, acabar con el Gigante del Millar de Tentáculos? ¿Cómo puede alguien tan frágil, derrotarlo; pulverizar su Imperio; devolver a su pueblo todo lo que le ha sido privado?
 
Aquella fina y pura filigrana es lo que ahora ruge incandescente en cada corazón, haciendo de cada pequeño y frágil héroe, un Sol Ardiente.

martes, 24 de mayo de 2011

Agitaciones gemelas

"Obsérvalos, Soñador, obsérvalos agitarse, mezclarse. Sin apenas conciencia de que suponen un ente orgánico, se organizan bajo las leyes del Caos, las mismas leyes que te gobiernan. Fíjate, tus pies alados vuelven a ser fuertes, tu copa, aunque agrietada, alberga elixir suficiente para brindar por lo verdaderamente importante"

"Cierto. Tus palabras me enorgullecen, Contemplador. Sin embargo, tú aún estás débil, y ahora no es momento de descansar. Mira cómo se agolpan, cómo dibujan una bella danza de la que no tienen conocimiento. Es curioso, ¿verdad? Es extraña la incapacidad de explicarnos a nosotros mismos"

"Es admirable. A la vez que incomprensible. Si esto ocurre aquí dentro, cómo deberá ser allá fuera. Tantos yoes configurándose naturalmente. Tanta pasión..."

"Sólo falta un pequeño ingrediente e indispensable para ser perfecto"

"Lo sé. Aunque no hay nada por lo que desesperar. Este caldo necesita tiempo, y como siempre ha ocurrido, llegará en el momento oportuno. El Vigía de la Mareas volverá a navegar el cielo, y en esa ocasión, no habrá tormentas, descensos, o garras felinas."


El Soñador sonrió: "Desde luego"

lunes, 2 de mayo de 2011

La Luna Menguante cuelga ahorcada sobre ti, Soñador

Tus emociones ejercen una erosión, un desgaste producido desde tierras interiores difuminadas por la neblina. Son tierras de las que emanan vientos helados, afilados como cuchillas, que agrietan, agrietan, agrietan...

Y no son oleajes y tempestades ajenas las que te arañan y desgarran, las que te destripan. No, son tus ojos, tus manos, tus oídos, tus llaves en definitiva, ellas son las que rasgan el estimado Yo e infectan tus fortalezas. Y de esas fisuras nacen los reflejos abominables que te poseen; fetos deformes nacidos entre cúmulos de grasienta materia racional y viscoso tejido palpitante, procedente de tus más bestiales instintos.

Y ellos escarban voraces, se abren paso, cada vez con mayor facilidad. 


Porque tus ojos ven a través del tinte de tus credos y pasiones, autoproclámate emperador de tus confines, y prohibe a esas vaginas infectas engendrar nuevos monstruos.